Varios días han transcurrido desde el otorgamiento del Nóbel de la Paz a Liu Xiaobo, pero la prensa occidental sigue sin dar a conocer las ideas que defiende este personaje.
Es porque se ha conferido el premio Nóbel de la Paz a un nostálgico de la colonización que es partidario de la intervención de los ejércitos occidentales para aplastar la cultura china.
Es porque se ha conferido el premio Nóbel de la Paz a un nostálgico de la colonización que es partidario de la intervención de los ejércitos occidentales para aplastar la cultura china.
En 1988, Liu Xiaobo declaró en una entrevista que China tenía que mantenerse sometida a 300 años de dominación colonial para convertirse en un país decente, de corte evidentemente occidental.
En 2007, Liu Xiaobo reafirmó su tesis y se pronunció a favor de una privatización radical de toda la economía china.
No estoy haciendo más que repetir las informaciones provenientes de un artículo de Barry Sautman y Yan Hairong publicado en el South China Morning Post (Hong Kong) [1], que no es precisamente un diario favorable a las posiciones de Pekín. Por el contrario, en ese mismo artículo se critica al gobierno chino por haber castigado una opinión, por muy «ignoble» [Juego de palabras intraducible entre el nombre del premio y el término inglés que designa algo vil, bajo o abjecto, NdT.] que fuera, con la cárcel y no con la crítica.
Quisiera, por mi parte, hacer aquí algunas observaciones. Los manuales de historia occidentales señalan que las guerras del opio abrieron el periodo más trágico de la historia de China. Un país que gozaba de una antiquísima civilización fue entonces literalmente «crucificado», escriben eminentes historiadores. A fines del siglo XIX, las muertes en masa por inanición se convierten en algo común y corriente. Pero, según Liu Xiaobo, aquel periodo colonial no fue lo bastante largo. ¡Tenía que haber durado tres veces más!
Lo menos que se puede decir es que nos encontramos ante una forma de «negacionismo». Occidente no vacila en mandar a la cárcel a los «negacionistas» cuando se trata de negar de las infamias perpetradas contra el pueblo judío, ¡pero entrega el «Nóbel de la Paz» a los «negacionistas» que niegan las infamias que cometió el colonialismo contra el pueblo chino! Por desgracia, la posición de la izquierda no es muy diferente.
Esa misma izquierda se cuidó mucho de condenar en su momento la detención de David Irving y de otros representantes de esa corriente, que aún están en prisión, pero ahora se dedica a cantar alabanzas a favor de Liu Xiaobo.
Este último no se ha limitado, por cierto, a expresar opiniones, por muy «ignobles» que sean, como reconoce elSouth China Morning Post. Luego de pronunciarse, en 1988, a favor de tres siglos de dominación colonial en China, al año siguiente volvió corriendo (¿por iniciativa propia?) de Estados Unidos a China para participar en la revuelta de la plaza Tiananmen y comprometerse a realizar su sueño [2].
Y sigue trabajando para realizar su sueño, como lo demuestra una entrevista concedida en 2006 a un periodista sueco, entrevista en la que celebra la guerra estadounidense contra Irak como medio de exportación de la democracia. O sea, estamos en presencia de un personaje que invoca directamente la dominación colonial contra su propio país y también, indirectamente, la guerra de agresión.
Un sueño que le ha valido tanto hallarse detenido en las prisiones chinas como recibir el «Premio Nóbel de la Paz».
* Filósofo e historiador comunista, profesor en la universidad de Urbino (Italia). Última obra publicada en francés: "Nietzsche philosophe réactionnaire: Pour une biographie politique".
Notas
[1] «Medal contention», par Barry Sautman et Yan Hairong, South China Morning Post, 12 octobre 2010.
[2] Sur le sens des événements de Tienanmen, lire « Tienanmen, 20 ans après », par Domenico Losurdo, Réseau Voltaire, 9 juin 2009.
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